De camino hemos parado a comer algo en Port Campbell, el pueblo donde se encuentra el parque nacional. Hemos comido unos meatpie, un pastel de carne que es muy típico en Australia (está muy bueno).
Lo primero que hemos hecho al llegar ha sido bajar a la playa para ver las rocas que forman los doce apóstoles desde la arena, ha sido increíble. Como no podía ser de otra forma he tenido que meter, por lo menos, los pies en el agua del mar. Ahora entiendo porqué Australia es un país surfero ¡Las olas eran gigantes! Una de esas olas me ha traicionado y casi se lleva mis zapatillas. Al final únicamente me las ha calado (también un poco los pantalones).
Después de subir las escaleras hacia la carretera descalzo, con el frío que hace aquí, hemos partido hacia un mirador para poder apreciar mejor las inmensas rocas.
Ya de vuelta hemos pasado por una fabrica de quesos y otra de chocolate donde hemos podido degustar sus productos (muy ricos por cierto).
También hemos parado en un camping donde había canguros salvajes. Los primeros canguros que veo en Australia. También se ven desde la carretera, hay que tener cuidado de no atropellar ninguno.
De vuelta a Werribee (que es donde vive la familia con la que estoy esta primera semana) he venido durmiendo. No sé si es por el jet lag pero estoy todo el día con sueño.
Hemos parado en un kentoki fried chiken para comprar la cena y hemos cenado en casa.
Mañana es el primer día en el colegio y estoy un poco nervioso, pero seguro que va a ser un buen día.
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